Dicen de ellos mismos que no son un hotel con encanto, aunque desde luego el lugar lo tiene y mucho. También dicen que no es un hotel rural, pero claramente se sitúa en medio de la naturaleza. Se definen como un hotel de lujo, pero no os imaginéis lámparas de cristal de bohemia que cuelgan desde el techo, o moqueta roja y dorados barrocos. Es un hotel de lujo, quizá sí, pero con lujos poco convencionales. Definitivamente es un hotel singular ubicado en uno de los parajes más bellos y desconocidos de España, el Matarraña, una comarca de Aragón ubicada en Teruel y fronteriza con Castellón y Tarragona.
Consolación se compone de un núcleo central con las zonas comunes y de habitaciones dispersas en construcciones individuales, en total diez, en forma de cubo revestido de madera. Cada uno con 36 m2 de arquitectura sencilla, suelo de pizarra negra, bañera excavada en el mismo suelo, baño con ducha aparte, chimenea colgante, butaca y luz de lectura. Además, cada cubo cuenta con un gran ventanal y terraza orientados a poniente, enmarcando una vista en la que sólo entran suaves montañas pobladas de pinos.
Su cocina, importantísima dese el inicio de este proyecto, busca una vinculación extrema con el entorno, productos muy muy frescos, una cierta creatividad que no cayera en excesos. Una cocina arraigada a las tradiciones aunque "aunque tamizada por una perspectiva actual".
Ideal para: escapadas románticas, un fin de semana con amig@s, unos días de desconexión, y una boda íntima (en la misma ermita del hotel).
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